domingo, enero 31

El gato se mira por la ventana desde abajo
trae su reposo, sosegado, obligado...
Decía que mis ojos traen tu flama,
pero tus palabras llegan distintas,
ríes por no llorar?
deja tu mano y sosiega mi deseo,
tu palabra agustada a mi oído,
mis dedos pegados a tu piel,
rueda, sosiégate, descúbrete...

Cambia de pocisión el gato y mi gusto por tí
adolece de criterio o de las palabras que predominan
en el común denominador de las palabras somnolinetas
que bizarran al actual contexto oprimido de lenguas sin saliva.

Trae las manos a mí y súdame, tuerceme la idiosincracia,
transmuta mis tejidos, sedúceme sin sosiego....
dejo en tus manos mi sol.

Me gusta mi lengua salivosa de tu sudor oscuro.

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