domingo, diciembre 28

A

No hay salida
dijo Enrique cuando quiso salir del cuarto oscuro.
No hay salida
repitió la voz trémula de mujer, que como murmullo se olía.
No hay salida
reclamaba la niña de apellido largo y extraño, irrepetible para tal oscuridad.
No, no la hay
dijo Enrique, cuando dejó sentir a su cuerpo.

lunes, diciembre 15

BolerO 2

La otra noxe soñé, Alejandra.

Lo raro de esto es que lo recuerdo y eras tú quién asomaba de entre pastizales verdes y organzas marinas. Reías y hacías plausible la felicidad en un millar de ramitas acariciadas por tus manos, tus dedos, pasadas por el cedazo de tus movimientos, por el fulgor de tu tacto, el sopor del contacto. Yo te miraba Alejandra, y deseaba ser una ramita más, una elgida para ser, una distinta donde posaras tu mirada y con vaivén inquieto, ni siquiera pensaras y me contuviera en tu mano, un segundo, tres.

Miraste mis ojos que con placer fatuo disfrutaban la visión y el deseo de ser flor. Te posaste en figura oblicua frente a mi mirada aturdida, escapada. Tu beso dibujó en el aire una estela arremolinada antes que tu mar, que se abrió paso por mi lengua húmeda centelleara. Mis manos detrás de tu cabecita, de esa pequeña y singular belleza, mi mano canturreaba por tu cuello y bajando por tu espalda tu pexo, de este otro lado, abría su color.
Alba, corazón de sandía delator, explorador de cavidades, silueta, tu silueta creyéndose yo.

Entonces la música de tu voz y la poesía asomó de contrabando cuando tu ropa cayó, supe dónde estaba, dónde el calor. Se abrió el sol y el cielo oscuro me tapó. Viajo a tu noxe y la creación pervierte el miedo, lo subyace, desorienta y envenena de marinos aromas y canciones de ensueño. La carrocería se olvida y llegamos a esa desnudez que una no espera, esa que creíamos saber.

Alejandra, no cambio mi sueño.
Deseada tu piel, no puedo viajar hacia ti.
No aún, amada.

BOLerO 1

Yo a veces prefiero no saber tus letras, desconocerlas. Irrepetir el lenguaje plasmado en una hora que no fue mía, sólo tuya y de ella. Escucho boleros por que es lo único que calma, saber el dolor de otro más intenso que el mío. Y diría que te amo, es dificil decir que no extraño a nadie más que a tu sombra, que me alejo feliz, esta vez.
El camino se volvió verde de pronto, di vuelta hacia atrás y pareciera una fuga eterna encontrada. Disculpo a mis aberraciones anteriores y mis insultos autoinfringidos y el amor que no era (o que era de otra manera) y el dolor que causé y la inflamación del lenguaje. Disculpo a mi ser amador inentendido, al sediento corazón y a mis manos busconas.
A mi padre que fue lo que era y me dió una frutosa vida de chica y podrida de grande. Disculpo a quién no entendió todo esto y comunicó con silencio el dolor, a mi madre.
Diculpo al hormigueante deseo de ser mujer y disfrutar el placer de otra mujer entre mis brazos.

OcTUBrE

I.
Con que gusto hoy sería un pez,
dejaría caer el agua sobre mi cabeza
y el sol en el lomo
o como un gato en la baranda o un murciélago
colgado de patas.

Con que gusto entendería y claudicaría
el conocimiento que sostengo,
no saber hablar a mi edad más que charlatenerías,
como es común, como la mayoría, lo habitual.

Quizás sea eso y no entiendo nada,
por tanto va mi vida como va y soy pescada, gata y
murciélaga.

II.
Tengo frío desde dentro hacia afuera
como si el estómago fuera un témpano
o el corazón.

No doy pie con razón
y la incomprensión desalienta mis gustos.
Los peces flotan alineados frente a mí,
recitan una oda, cantan a mi emoción indecisa.

miércoles, diciembre 10

3 Los visiTaNTes CuerVOs

Eran tres cuervos, cuervos eran los que subieran los 22 escalones antes de llegar al sol, la luminiscencia les cegó la mirada y el terror a los ojos se volvió contra ellos.
El partidismo azota las cabezas que alguna vez pensaron, pensaron en algo que no eran números como nombres, ni lamentos falsos como muerte.
Mis pies pisan una soleada vereda verde un asfalto oscuro se cierne por detrás, yo sé, yo sé! por la mierda yo sé el dolor...y me vienen con papeles!!.
Salvar una vida y no salvarse en vida sería una consigna o caer en el desespero por no saber el quehacer, más digo que la vida aún está y hay que mirarse las manos y los pies y el pelo creciendo para verificar ciertas vidas muertas.
Que los colores de sus comerciales les iluminen...