viernes, junio 26

Oda a Javier

Mirando su perdida mirada
le dije ten paz

Sus manos duras chocaron contra el cemento
que al contrario se ablandó

Soñaba el con otra vida
pero su vida ya era bendecida por la oscuridad
y su baño malgastado de luz sufrió el vuelco rotundo
de la ensoñacion y no saber por qué

Dobló su cuerpo cuando aprendió que podía con el
también hacer otras cosas y la sonrisa aparecía por
momentos dentro de su rostro, enmohecido relámpago,
costra agusanada de un vil servicio que jura bendecir a los que
como él empeñan la tranquilidad del ser para probar que
no se puede de esta manera,
que es un vicio asqueroso detrás de un escritorio
mirar la herida profunda que come a los cuerpos, que los inunda
y que los detruye en pos de un orgullo tan vano como tétrico.

Sacarse y no ser es lo único que queda despúes de intentar una y otra vez ser.

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