a tu huerta la semilla recogida
tras una hermosa cosecha.
tras una hermosa cosecha.
No sabía de espanto
hasta el espanto.
Cupo la sabiduría en su rostro
cotidiano y lo dejó ir caminando
hacia atrás.
Nunca probó el espanto
hasta el espanto.
Corría y gritaba el fulgor
que no sabía donde meterlo
para que no la miraran con los
ojos que sólo la extrañeza regala;
pura y diáfana en la oscuridad de las velas
de la noxe erguida como nebulosa sin fondo,
azul, negra, oscura.
Nunca creyó el espanto
hasta el espanto.
Y sin más talento que su mirada,
desistió.
Cuadro de Edvard Munch
"El Grito"
Imagen de Google
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