Pasan cosas que una no espera:
la Francisca me dijo anoxe que me veía
en medio del mar oscuro,
en medio del mar oscuro,
las olas me golpean y estoy tristre.
A través del teléfono mudo que me ahogó.
Ella se tapaba los oídos para no escuchar sus grititos.
Tú sabes que te amo hija no parida, pedacito mio que vagabundo de infinito, caíste entre nuestros pelos crespos y nuestras miradas agitadas ese día que llegaste, roja como una dulce manzana, dormiste como un gatito ronronero en mis brazos que te acogieron tan dulcemente.
No sabes lo que yo soy desde tí.
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