Dice la hermana que desea ver al padre, al suyo.
Su padre que no es igual al mío, que ahora le hace sentido, por sus hijos.
No por ella y su tristeza
No por que su sanidad refiere tambien a él
y no sólo a la madre que cuida hoy de sus hijos, reconocida la madre, la abuela.
El padre cagado de miedo
el padre que no supo hablar con mujeres en su vida,
el padre que prefirió olvidar
el padre que a una distancia cruel subsiste y resiste.
Las hijas que no miran el autoretrato
las hijas que utilizan la imagen del padre como salvación
de una tímida sensación de férreo fracaso.
Las hijas confiscadas a la obscena justificacion del padre ausente.
Ahora las dos hijas desean al padre,
por sus hijos, por sus hijas.
En nombre de quién el dolor ahora?
a quién se exculpa? me quieren responder por favor...
El cinismo del coraje, quizás siempre la equivocación estuvo en las manos de las hijas y los recuerdos no eran tan equivocados: esa felicidad que palparon, esa tranquilidad de la familia resguardada, ese augurio de la poca importancia de lo demás, ese dejarse llevar en un agua cristalina nacida de la tierra profunda, desde el más allá que no pudieron notar...
Por qué ahora, me pregunto, para qué?
las hermanas decidieron un día que el padre debiera estar,
no será mucho el deseo del poder?
no será una jugarreta para probar quien tiene menos sentido común?
no será que el deseo va de la mano con la niñez?
no será que aún queremos a ese padre nunca ausente?
o que será, que será? como Buarque cantaba, también, antiguamente.
Su padre que no es igual al mío, que ahora le hace sentido, por sus hijos.
No por ella y su tristeza
No por que su sanidad refiere tambien a él
y no sólo a la madre que cuida hoy de sus hijos, reconocida la madre, la abuela.
El padre cagado de miedo
el padre que no supo hablar con mujeres en su vida,
el padre que prefirió olvidar
el padre que a una distancia cruel subsiste y resiste.
Las hijas que no miran el autoretrato
las hijas que utilizan la imagen del padre como salvación
de una tímida sensación de férreo fracaso.
Las hijas confiscadas a la obscena justificacion del padre ausente.
Ahora las dos hijas desean al padre,
por sus hijos, por sus hijas.
En nombre de quién el dolor ahora?
a quién se exculpa? me quieren responder por favor...
El cinismo del coraje, quizás siempre la equivocación estuvo en las manos de las hijas y los recuerdos no eran tan equivocados: esa felicidad que palparon, esa tranquilidad de la familia resguardada, ese augurio de la poca importancia de lo demás, ese dejarse llevar en un agua cristalina nacida de la tierra profunda, desde el más allá que no pudieron notar...
Por qué ahora, me pregunto, para qué?
las hermanas decidieron un día que el padre debiera estar,
no será mucho el deseo del poder?
no será una jugarreta para probar quien tiene menos sentido común?
no será que el deseo va de la mano con la niñez?
no será que aún queremos a ese padre nunca ausente?
o que será, que será? como Buarque cantaba, también, antiguamente.
1 comentario:
Amiga, que profundidad, que subversión, es atrevido este escrito, que bella canalizacion de emociones y explicaciones
Un gran abrasooo!!!!!
Desde la puta madre tierra
Cynthia
Publicar un comentario