La muerte anda rondando quizás los zapatos de la noxe azul oscura que no brilla, a pesar de las estrellas estrechas rehechas.
Las manos se aplastan junto a la mirada ociosa, los árboles no se dejan y vuelven las palabras que no dicen nada más que nada, y que así gusta.
Cabildo, sucucho y Santiago se aleja, como el barco que no es, como el puerto que tampoco.
La basura pasa Martes, Jueves y Sábado por mi puerta, a las nueve.
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