Cómo esa vez en el bosque perdido, dónde sentí el cosquilleo pronunciado por mis piernas y lágrimas que no entendí. El reflejo lunar de perros ladrando y corriendo y la vuelta a una hora rídiculamente adecuada. Como decir que no pude llamar por que no me quedó tiempo o dinero y no pronunciar palabra alguna en una despedida ocasional. Como tener la oportunidad en la mano y desecharla por que la belleza es tan poderosa y da miedo. Como no tener aire. Cómo ser un pez y deshacerse en disculpas por no ser gato o mula o res. Como desobedecer un mandato o el reglamento interno, no ser sólo por ser.
Tener el poder en la mirada o en la palabra da iwal si no se sabe dónde mirar y cuándo hablar.
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