El suspiro atraviesa la habitación, sin silencio.
La concentración ampara la nueva lejanía.
Silencio eterno para siempre y no es redundancia en el lenguaje, ni en la emoción.
Podría hacerlo de otra forma y siempre elijo la misma,
la oscura, la dañina y caótica estructura del sentir.
Y deseando todo lo contrario no me lo permito,
sacio mi dolor en las palabras erectas,
confusas también por no saber transformar(me).
Todo soy y nada a la vez
la contradicción supera mis cálculos.
El infortunio de decir sin nada,
el infortunio de tener palabras distintas
a las nuestras.
Me muero, asesino mi imagen,
me mato cada vez que digo,
suicida de las palabras,
construcción equívoca.
Cuidado, diré esta vez,
en vez de te amo.
*De ELLAS
Imagen bajada de Internet
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